viernes, 13 de julio de 2012

PADRINOS DE TOKIO: Una película fría, pero de mucha calidez

Hace un frío de cagarse. No es novedad, ¿no?
Un profesor que tuve en el secundario nos decía que el frío no existe: es la ausencia de calor. Un objetivo dato científico, que no deja de tener cierta poética.
El cine es un arte que conjuga dos sentidos: la vista y el oído. La imagen y el sonido son su materia prima. Sin embargo, a través de este limitado campo sensorial de acción, es posible que el espectador pueda sentir mucho más. Un desafío para el cine es el de hacernos oler, saborear, sentir texturas, y por qué no, tiritar de frío. Es un ejercicio de sinestesia.
El crudo invierno porteño que descendió implacable sobre nosotros, me invita a pensar (y recomendar) alguna peli en la que la temperatura sea protagonista en la historia. Y no puedo dejar de pensar en Padrinos de Tokio (2003), filme de animación del gran Satoshi Kon.

Esta película es una excepción en la corta filmografía de Kon. Es su obra más llana, humana y terrenal. Una historia urbana, sensible, social. Nos muestra un Tokio que usualmente no vemos de este lado del mundo: la historia de tres linyeras. Gin, Hana y Miyuki. Uno, un ludópata borracho, la otra, una travesti histriónica, y la tercera, una adolescente que huyó de su hogar. El frío tiene una importancia destacada en esta peli: es un adversario indomable y permanente, que condiciona a los tres linyeras en su misión de proteger al bebé. Mientras van en busca de su familia, o de un lugar adecuado para su cuidado, vamos conociendo sus historias, el derrotero que llevó a cada uno de ellos a vivir en esas gélidas calles.

Padrinos de Tokio puede verse completa en castellano AQUÍ.

Otras obras del historietista japonés.
_Perfect Blue (1997): un thriller psicológico.
_Millennium Actress (2001): la biografía de una veterana actriz de cine.
_Paprika (2006): una historia fantástica detectivesca que pasa en el mundo de los sueños.

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